El snob es un ser
aturdido y de escasa capacidad mental, tan poco contento de sí mismo que,
para consolidar su personalidad, no hace más que pasar un título o algo que
suponga un honor por la cara del prójimo, de modo que el prójimo le crea y
ayude a creer lo que realmente no cree —que él o ella es, de una manera u
otra, persona importante.
Virginia Woolf
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DIEGO
FONSECA
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Nació en
Argentina en 1970.
Diego es
autor de la novela La vigilia (Penguin Random House, 2014) y los libros de relatos El último comunista de Miami y El
azar y los héroes (2013) y South Beach (2009).
Tras largos
años en México, reside ahora en Estados Unidos.
Para más
información, visite aquí.
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Levísima
biografía apenas autorizada
Es, más o
menos, como de esta estatura. Hasta su último examen médico, miembros y
órganos estaban todos en su lugar. Nada de chistes obvios: el cerebro
también.
En términos
generales, está bien consigo mismo.
Duerme
suficiente, se alimenta bien y aprendió por las buenas que no fumar es mejor
que hacerlo.
Se considera
humanista, existencialista, liberal y socialdemócrata, posmoderno e
individualista. Asegura poseer 23 adjetivos para definirse a sí mismo.
Bipolar no está entre ellos, aunque es argentino y geminiano —y tiene un
gemelo malvado.
Dejó ir
muchas cosas: vidas, sueños, aire, amigos, decenas de libros y músicas,
trabajos, kilos, pelo y un Tribilín de metro y medio relleno de aserrín (se
lo comieron las polillas).
Dejó venir
otras tantas: amor, aire, risas, amigos, decenas de libros y músicas, más
sueños y un muñequito de Wall-E, el nuevo ET.
Lee ficción,
filosofía, economía, política y folletos de supermercados. Adivinen qué
lecturas lo agobian, disfruta y lo enfadan.
Tiene muy
pocos amigos en pocos países y muchísimos conocidos y enemigos en todas
partes. O sea, hizo todo bien.
Por hache o
por bé, jamás pasa desapercibido. (Yo te avisé.)
Ha hallado
que la dificultad inspira a los nobles de corazón. Dice que lo aprendió de
Kierkegaard. Fue de su entrenador de fútbol infantil.
Un par de
definiciones importantes: los abrazos (le petite mort) valen más que
los besos y no hay tal cosa de la despedida final.
No sabe de
mucho y está en camino de saber menos. (Esto está puesto adrede, para que las
señoras mayores se acomoden los anteojos y exclamen: “¡Ya decía yo!”).
Fue amarillo;
es anaranjado (?).
Se asume como
un tipo inteligente. Pero lo que lo ha salvado de lo malo y entregado a lo
bueno es esfuerzo y un montón de suerte.
Jugaba de
clásico “7”, tenía un pique corto endiablado. Ambidextro, le pegaba muy bien
a la pelota (sí, dije “muy bien”). El problema es que los demás siempre
corrían más rápido y le pegaban mejor.
Le gusta el
azul, el asado (rojo, por favor), las cocinas peruana y ecuatoriana, las
palabras que empiezan con m y nombres como Osvaldo,
“Shonatan”, Juan Carlos, Guaicaipuro, Bebeto, Lister y Termidor.
Es un tipo
lógico: 1) comete cursilerías a menudo + 2) se burla de ellas + 3) crea
nuevas.
Quiere
conocer Australia, Cabo Verde y Sudán. Cuando lo haga, querrá conocer otros
lugares. Viajar está adentro.
Habla en
tercera persona sólo para: a) burlarse de sí mismo; b) escribir tonterías. O
sea...
Es hincha de
Boca cuando se acuerda y de Talleres de Córdoba y el Real Madrid cuando le
conviene. Desea que dejen en paz a Maradona y él a nosotros.
Aunque no lo
parezca, es disciplinado. Abrazó de joven la dialéctica, el método cartesiano
y la planificación. En la foto, se las ve en la mueca de la sonrisa.
Mató a una
paloma, frió los dos huevitos del nido y ahogó a un perro de raza. A veces
quiere matar a medio mundo, pero se lo impiden sus sólidos valores morales y
los sólidos valores del armamento.
Tiene mucho
por decir (como casi todos) pero no quiere aburrir (como casi nadie).
Ya no lo
emocionan ciertas voces y hace mal.
Casi nunca le
gusta lo que escribe y hace bien.
FOTO › © B. M., 2009
DISEÑO DE TAPA › © ÁLVARO
ARAYA URQUIZA, 2009
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El Gemelo Malvado
Diego Fonseca y ciertos doppelgänger neuróticos
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